Preventa Oficial Cultural 2015

Cuando necesitas controlarlo todo porque no puedes controlar tu vida…

¿Nos os pasado nunca tener que interactuar con alguna persona (en el trabajo, la familia, los amigos o conocidos…) que tiene constantemente una enoooooooooorme necesidad de controlarlo todo? (las 10 oes de enorme son a propósito, no es que se me haya ido el dedo al escribir, es que la necesidad estas personas es realmente grande)

Si observáis a estas personas veréis que están continuamente acumulando información, datos, poniendo números al tiempo que se tarda en hacer las cosas, a las distancias que hay hasta ciertos lugares, a los años que hace que ocurrió un suceso… como si de saber la respuesta exacta dependiera la vida misma. Y que someten a otras personas de su entorno a un interrogatorio, en el cual tan sólo hay dos opciones: o bien, bajo la presión, les respondes con cualquier cifra o dato (completamente arbitrario), y, más tarde, se dan cuenta que no tiene sentido, y necesitan recriminarlo; o bien, ante la ignorancia respecto a tal información, reaccionan como si fuera una cuestión que, obviamente, hay que saber, y emplean un cierto tono de pedantería y chulería, como queriendo decir: “hombre, ¿cómo no sabes eso?”.

Pues, os puedo decir que yo he tenido (y aún tengo) que interactuar con personas con afán de controlar. Es cierto que pueden llegar a ser muy agobiantes, agotar nuestra paciencia, generarnos ansiedad e, incluso, ser ofensivas. Pero, si recordamos ciertas pautas muy muy muy básicas pero esenciales, podremos superar el reto con éxito y, sobre todo, sanar nuestra perspectiva y nuestra energía. Ahí van:

1.       TODOS SOMOS UNO, SERES DE LUZ DIVINA DE LA MISMA FUENTE, por lo tanto, esa persona que me está “fastidiando” soy también yo, de alguna forma.

2.       Tened presente que TODOS HACEMOS TODO LO MÁXIMO QUE PODEMOS, con los conocimientos, programas y herramientas que traemos incorporadas cuando venimos a esta experiencia. Por lo tanto, si alguien no actúa como pensamos que debería actuar, el problema está en nosotros, y no en la otra persona, porque: estamos juzgando que el comportamiento de otra persona no es el que debería tener, sin saber cuáles son sus condicionantes (conocimientos, programas y herramientas); no estamos siendo capaces de perdonar todo aquello que la persona en cuestión hace y que nos daña, y de mirarla con compasión.

3.       Recordad que la vida es un espejo que nos recuerda dos cosas: a lo largo de todo nuestro recorrido con un cuerpo físico (vida presente y otras vidas), TODOS HEMOS SIDO DE TODO; las dificultades, especialmente en las relaciones humanas, nos muestran todo aquello que tenemos que trabajar para con nosotros mismos. Por lo tanto, si nos toca tratar con personas controladoras, seguramente es que nosotros lo hemos sido en otra vida y hemos martirizado a la pobre persona que le haya tocado; y hay muchos números de que nosotros seamos controladores con nosotros mismos (oh ohhhhh…).

4.       Una persona que necesita controlarlo todo no es más que un ser de luz que se siente inseguro porque está desorientado, y cree que controlándolo todo no habrá ningún susto. Así es que, es como un niño pequeño, que se ha perdido de sus padres y está asustado.
Así es que, seres de luz divina, os aseguro que, si, de ahora en adelante, podéis recordar estas pautas (o aunque sea tan sólo una de ellas) cada vez que tengáis que volver a tratar con personas controladoras, cambiaréis tan radicalmente la percepción sobre ellas que, no sólo no os incomodará la situación, sino que además sentiréis la inercia de ayudarlos con vuestra comprensión, paciencia, perdón, compasión.
Namasté,

     Sonia Llera.

Sonia Llera es economista y máster en análisis económico, y ejerce como consultora, profesora y terapeuta energética.


















Volver a Cultural Post






No hay comentarios:

Publicar un comentario